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Divertido, algo culto, familiero, siempre dispuesto a hacer reír a la gente. ¡Ah, y manya a muerte!!!

martes, mayo 23, 2017

ANTICIPACIÓN ATRASADA

Esto lo escribí por allá por Marzo, de ahí lo de anticipación atrasada. Disculpen.

¡FELIZ PRIMER CENTENARIO, CUMPA!!!
Esto de adelantarme a los acontecimientos ha sido desde siempre y en muy diversos aspectos, una/o de mis virtudes/defectos más destacados. Claro, ya sé, si empezamos así con una dualidad aparentemente imposible (¿es virtud o es defecto?) ustedes van a pensar “este tipo está loco” y ahí nomás se van a ir a otro lugar de la página. Independientemente de que vuestra conclusión sea acertada, permítanme explicar por qué tal inferencia fue errónea, habría un montón de otras expresiones mías para concluir mi insanía.
En mi quehacer profesional siempre intenté anticiparme a lo que pudiera sobrevenir, y creo que no debe caber duda de la importancia que el hecho revestía. En este aspecto, era una clara virtud. Cuando jugaba al fútbol, especialmente en salonismo, el anticipo era una de mis actitudes preferidas, con la cual logré hacer varios goles y también logré que nos hicieran varios goles cuando llegaba tarde. Ahí se juntaban las dos posibilidades, virtud cuando terminaba bien y defecto cuando no. Y en el aspecto sexual, ahí sí, definitiva e incontestablemente, era un defecto. Por todo lo cual creo haber demostrado que mi locura viene por otros caminos.
Bueno, tá, todo bien. ¿Y de qué anticipo se trata ahora? Resulta que hace un mes atrás me enteré que mi amigo Néstor Vaz anduvo por las antípodas horarias australianas invitado a participar en recitales de tango con su maravilloso bandoneón, con motivo del centenario de La Cumparsita. De la que, dicho sea de paso, deleitó a los concurrentes con una exquisita versión propia de su virtuosismo.
Y con el Cono atrás, ¡qué dos, mi Dios!!
Como no tenía idea de la fecha exacta del aniversario, pensando por lo anterior que sería en estos días, y como tengo una identificación personal con la obra que no muchos uruguayos deben tener, decidí hacer ahora este homenaje investigando un poco más sobre el tema.
Y entonces descubrí varias cosas: que el centenario se cumple el 17 de Abril del 2017, fecha en que se estrenó en el siglo pasado en el café La Giralda, que estaba ubicado donde ahora está el Palacio Salvo; que nuestro país está invitando a 100 artistas de 100 ciudades para un megarecital organizado conjuntamente con Argentina, que tendrá lugar en esa fecha en la Plaza Independencia (espero que no se olviden de Néstor y 25 de Mayo); que en 1997 el Poder Legislativo uruguayo la declaró Himno Cultural y Popular de nuestro país; y que fue declarado desde 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.
La dedicatoria de arriba es fundamental.
También encontré algo sobre un rumor que había sentido acerca de la autoría de Matos Rodríguez, pero a lo que creo que habría que tomarlo con pinzas, como todas las versiones de cosas que sucedieron hace mucho tiempo dichas por personas muy allegadas pero también muy alejadas en el tiempo: "La Cumparsita la escribió un gurí de 20 años que se creía condenado a muerte, porque estaba enfermo y creía que tenía tuberculosis. Para mí, esa es la mejor explicación de por qué escribió algo tan intenso", explicó Rosario Infantozzi, sobrina nieta de Gerardo Matos Rodríguez, cuando el "himno de los tangos" cumplió 95 años. El joven Gerardo ("Becho" para los amigos) era hijo de Emiliano Matos, propietario de un cabaret que llevaba el poco original nombre de Moulin Rouge. Hacia 1916, su vida cambiaría para siempre: sin mayores herramientas musicales, ya había creado el tango más importante de la historia.
"No sabía escribir música, pero su hermana sí. Y estaba tan enfermo que ni siquiera podía levantarse para ponerse al piano. Pintó entonces las teclas en un pedazo de cartón que apoyó sobre su falda en la cama y "tocó" silenciosamente las notas que su hermana —una joven como él— anotó en un frágil pentagrama. Pero las notas per se, en el papel y sin clave musical, no alcanzaban para definir una canción, por lo que el joven silbó la melodía para su hermana. Ella se enojó muchísimo con él, porque en ese momento un tango no era algo que una chica de familia pudiera tocar. Y mucho menos escribir", comentó Infantozzi.
Mis dudas sobre lo afirmado por doña Rosario derivan de otra faceta de la historia de La Cumparsita, para mi más creíble y que es la que motiva mi relación especial con ella. Debe tenerse en cuenta además, que la sobrina nieta del “Becho” es autora de libros, guiones musicales y otras manifestaciones artísticas, y que su segundo apellido es Durán. Y no me van a negar que todos conocemos un Durán que se pone a escribir y llega a algunos vértices creativos un si es no es delirantes.
Seguramente volveríamos al tema de mi locura si yo les dijera que el origen del himno del 2 x 4 está íntimamente ligado a la Medicina y al fútbol. Que estoy afirmando tal disparate porque ambas las tres (habría una cuarta, que fueron y son las morochas, pero eso no viene al caso) fueron las pasiones de mi vida.
Bueno, y perdonen, porque otra vez les demostraré que infirieron mal. Resulta que uno de mis exiguos éxitos futbolísticos fue salir campeón de la divisional B de la Liga Universitaria de Deportes con el Mercurio, equipo integrado por cuatro estudiantes de Medicina (yo y tres más, diría algún infatuado) y el resto de Ciencias Económicas, de ahí el nombre del equipo, el dios del Comercio. Y un día que estaba nostalgioso me dio por entrar a la página de la Liga por si aparecía alguna mención al respecto. Por supuesto que no encontré nada, pero en cambio miren lo que dice sobre la Historia de la Liga, que inicialmente se llamó Liga Universitaria de Fútbol:
“”En la vieja casa, hoy demolida, local Sede de la Asociación de Estudiantes de Medicina, ubicada en la calle Ituzaingó Nº 1282 casi Buenos Aires, se reunía una barra llamada “La Cumparsa”. Esa barra decidió que además de las actividades sociales y gremiales que hasta ese momento realizaban, debían incluir el deporte y como universitarios que eran, debían realizarlo racionalmente.
Un dato interesante: la barra fundadora de la Liga, “La Cumparsa”, fue la destinataria de la marchita que el estudiante de Arquitectura Gerardo Matos Rodríguez que tenía por esos tiempos 17 años, compuso en el piano del local estudiantil y luego, con el agregado en 1916 por Roberto Firpo de unos compases del tango “La Gaucha Manuela”, se convirtió en el famoso tema “La Cumparsita” que recorrió el mundo triunfalmente. El título aludía a la comparsa que solían integrar los muchachos de Medicina fundamentalmente en la fiesta de primavera.””
La comparsa pronta para salir.

Evidentemente, hay datos contradictorios: lo que compuso “Becho” no fue un tango sino una marcha, y no fue en la casa con la hermana sino en el local de la AEM. Y que quieren que les diga, me gusta más esta versión que la de Rosarito.
Incluso, coincidiendo con la historia de la Liga Universitaria, hay una declaración del propio Roberto Firpo:
“En 1916 yo actuaba en el café La Giralda de Montevideo, cuando un día llegó un señor acompañado de unos quince muchachos - todos estudiantes - para decirme que traían una marchita y querían que yo la arreglara porque pensaban que allí había un tango. La querían para la noche, porque la necesitaba un muchacho llamado Matos Rodríguez. En la partitura en dos por cuatro aparecía un poco la primera parte y en la segunda no había nada. Conseguí un piano y recordé dos tangos míos compuestos en 1906 que no habían tenido ningún éxito: "La gaucha Manuela" y "Curda completa". Y le puse un poco de cada uno. A la noche lo toqué con "Bachicha" Deambroggio y"Tito" Roccatagliatta. Fue una apoteosis. A Matos Rodríguez lo pasearon en andas. Pero el tango se olvidó, su gran éxito comenzó cuando le adosaron la letra de Enrique Maroni y Pascual Contursi.”
Y de las versiones de La Cumparsita, debo reconocer una traición a mis preferencias infantiles. Las dicotomías trascendentales que aprendí en mi hogar sobre las que había que definirse sí o sí, fueron, en orden jerárquico: Peñarol o Nacional; blancos o colorados; Canaro o D’Arienzo. De lo que resulté manya, coloradito  - pero muy poco en intensidad y duración -, y fana de Pirincho. Pero la versión de La Cumparsita de don Juan D’Arienzo me copó y sigue copando.

Seguramente que en este momento, se halle donde se halle, don Gerardo Hernán Matos Rodríguez esté pensando: “Si supieras…”
El genial, inmortal Gerardo Hernán Mattos Rodríguez.



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