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Divertido, algo culto, familiero, siempre dispuesto a hacer reír a la gente. ¡Ah, y manya a muerte!!!

miércoles, septiembre 06, 2017

EL FÓBAL, ESA RELIGIÓN UNIVERSAL

YO LE CAMBIARÍA ALGUNAS COSAS. ¿Y VOS?
En el mundo debe haber pocas cosas tan conservadoras como las autoridades del, y los apasionados por el fútbol.
La FIFA viene oponiéndose desde el año ’70 al uso de la tecnología para implementar la justicia en los fallos arbitrales, aunque parece que ahora rompió (o rajó un poquito) su marmólea estructura al respecto autorizando el VAR (Video Asistencia Referil) en el reciente Mundial Sub-20.
Los Colegios de Árbitros, por su parte, también se oponen a los cambios, seguramente por pensar que eso menoscabaría la importancia de su función sin caer en la cuenta que la mejoraría, y, principalmente, no los dejaría pegados cada vez que se equivocan como ocurre ahora.
Y los Directores Técnicos, los propios jugadores, la mayoría de los periodistas deportivos y los aficionados también rechazan los cambios argumentando que se perdería la esencia del fútbol en su imprevisibilidad, que según ellos debe incluir la justicia de los fallos.
Pero yo no.
 Creo que existen unos cuantos cambios que ya son casi obligatorios, imprescindibles para evitar los desastres que uno ahora nota que ocurren tan frecuentemente. Antes, los errores eran suposiciones más o menos acertadas, ahora, gracias a la TV, quedan totalmente de manifiesto.
Por eso, paso a detallar lo que yo cambiaría.
·         La ley del off-side. No comparto la idea de eliminarla. Ha sido desde siempre una parte específica del fútbol y seguramente su desaparición le daría otro desarrollo a los encuentros. Pero entiendo que sí debe modificarse: es imposible para los jueces (principal y líneas) mirar simultáneamente al que da el pase  y al que lo recibe, especialmente cuando son pases largos. Propuesta de modificación:
- césped cortado dejando líneas paralelas a las de fondo, que permitan determinar posiciones relativas de los jugadores.
- VAR imprescindible, con cámaras situadas lo más alto posible.
 - se cobra solamente en los últimos 30 metros de terreno, demarcados con una línea adicional.
·         Suprimir definiciones por penales. Propuesta:
-si después del alargue subsiste el empate, gana el equipo que convirtió el primer gol;
- en caso de resultado 0 – 0, adjudicar puntos a favor por remates al arco y corners conseguidos, y puntos en contra por faltas cometidas y tarjetas recibidas. Gana el equipo con mejor cociente.
-si aun así persistiera el empate, definición por el sistema americano: jugador vs. golero, comenzando desde el centro de la cancha y 10 segundos para convertir.
·         Adiciones de tiempo: en toda situación que no esté enmarcada dentro del estricto desarrollo del juego (lesiones o seudolesiones, cambios de jugadores, trifulcas en general, advertencias a los DT y/o bancos de suplentes), el juez deberá detener su cronómetro y reanudarlo cuando vuelva la normalidad de la disputa. Aparte de eso, otorgará al final del encuentro minutos adicionales para compensar las avivadas de los jugadores (demoras en la ejecución de penas, goleros que agarran una pelota fácil, solos, y se tiran de panza al piso, etc.).
·         Prohibición del riego del campo de juego inmediatamente antes de los encuentros. Esta práctica moderna que se ha implementado nos parece totalmente ridícula y absurda, hemos visto regar canchas pocos minutos después de cesar una lluvia importante. Se pretende con ello un desplazamiento más rápido del balón, y con ello una mayor dinámica de juego. Que sí se logra, pero que implica imprecisión en los pases, sobre todo en profundidad, y, fundamentalmente, reiterados resbalones y caídas de los jugadores con pérdida del dominio de la jugada y riesgo de lesiones (distensiones, esguinces).
·         Cosas a combatir por el equipo técnico.
- No hay cosa que caliente más a un juez que le indiquen lo que tiene que cobrar, por eso se debe adiestrar a los jugadores a no pedir tarjeta cada vez que le hacen un foul; a no indicar con la mano que el saque lateral es a su favor; a no levantar los brazos y reclamar una presunta falta, desentendiéndose de la jugada. Aparte, en una jugada dudosa de falta en el área, es mucho más probable que el juez cobre penal si el jugador, en vez de mirarlo en seguida y quedarse tirado en el suelo reclamando, trata de levantarse lo más rápido posible y de seguir la jugada, lo que también es bueno para salvarse de una tarjeta amarilla, a veces injusta.
- Enseñar a los jugadores el uso correcto del empujón con el hombro: no seguirlo con empujón con el brazo, y usarlo solo para ganar posición en las pelotas divididas y no de atrás. Esto también debería ser remarcado a los árbitros.
Seguramente debe haber alguna otra cosa para cambiar, pero creo que lo que antecede debería hacerse ya.

Y si se me ocurre algo más, quédense tranquilos que les aviso. Feliz Navidad para todos.

CUIDADO CON EL IDIOMITA

¡Ah, nuestro querido idioma español, castellano o como se le quiera llamar! Tan amado por algunos a los que nos gusta revolverle las entrañas y meternos en los innumerables vericuetos que presenta, y tan destrozado por más del 90 % de lo que se ha dado en llamar especie humana en su sector hispano-escribiente, con sus MSN, watsup, tuiter, instagram y toda la parafernalia tecnológica siglo XXI.

Ya sé, ustedes están pensando “y ahora, ¿qué bicho lo picó a este?” Bueno, en realidad es un bicho que me pica permanentemente, pero en esta ocasión lo hizo a raíz del espíritu navideño – que en aquéllos que, en vez de desear “Feliz Navidad” como todo el mundo, te salen con un “Merry Christmas”, es en realidad espíritu nabideño -, que me hizo pensar en lo afortunados que somos los que hablamos este idioma. Fíjense que los que hablan inglés tienen nada más que el “Happy New Year” – si ustedes pertenecen al lado nabideño tengan cuidado como ponen las manos al decir “happy – y los franceses el “Bonneannée” como salutación de fin de año. En cambio nosotros podemos innovar el clásico “Feliz Año Nuevo”, con, por ejemplo, “Feliz Año Entrante”, “Feliz Año Sobreviniente”, “Feliz Año Inminente”, y hasta sustituir los participios activos con algo parecido: “Feliz Año, pariente”. Y sin embargo, desperdiciamos toda esa riqueza a veces con un simple “Buen año, che”.

Me imagino los huesos del profe Mattos, que en primer año de Liceo nos hacía escritos dictando frases para ver si poníamos bien los tildes, las ces y las eses (sólo me agrada jugar al solo, dictaba poniendo cara de pícaro), revolviéndose en su tumba al ver las lindezas que escribe la gente en las redes sociales: “haber cuando nos vemos”; “que paz en lindo la Navidad”; “q lo pases lindo vos tmb, te kiero”.  Y juro que son reales, no inventé nada. Y lo mismo le debe pasar al profe Bengoa, de segundo, que nos enseñó pacientemente que los sustantivos verbales terminados en “ción” se escriben con “c”, excepto los derivados (atención) de los verbos terminados en “der, dir, ter, tir, mir y cluir”. Excelsa regla, que como toda regla, tiene sus excepciones: atención (por eso la puse antes), que viene de atender, y asunción, que viene de asumir, deberían ir con “s”, pero no; pasión y compasión, que vienen de padecer y compadecer, deberían ir con “c”, pero tampoco.
En fin, nuestro idioma por algo tiene la fama de ser el más difícil de aprender para los no hispano-parlantes. Como vimos recién, es bastante caprichoso, se presta a confusiones y tiene cosas reprensibles como por ejemplo, las palabras redundantes: garrapata, no conozco ningún animal que tenga las garras en las orejas o en la cola, siempre están en las patas; ortopedia, ¿de dónde van a salir, si no?;antepasado, y si es pasado no va a ser de después; hortelano, alcanzaba con poner uno de los dos.

Pero los problemas mayores surgen al hablarlo, más que al escribirlo, por la innumerable cantidad  de ocasiones en que el audio confunde el significado. Si yo hablo de acechar, se puede pensar de que estoy hablando del Polenta, que cada 2-3 partidos se hace echar. O si referente a lo mismo digo que fue una acechanza, un español puede pensar que me refiero a un humorista coterráneo, que es el que hace chanzas.
Los hacendados son terratenientes que, por estar en posición económica desahogada, se dedican a fabricar cubitos numerados del 1 al 6 para juegos de azar. El antimonio es una peluquera partidaria de los cabellos sueltos, y el circonio es un lord inglés nacido en Galicia. Arrobamiento es una dirección falsa de correo electrónico, y binocular, en vez de un anteojo, puede ser darse la falopa de a dos, o chupar tinto hasta por los ojos.

Un gran problema lo constituyen los gentilicios, con el riesgo aún de un conflicto internacional. Un damasceno en un oriundo de la ciudad de Damasco, y no un señor que de noche se alimenta con mujeres de alcurnia. Y lo peor es lo que pasa con el individuo nacido en Bérgamo, que para nosotros es un bergamasco.
Con los verbos ni te cuento: borbotar no es un turco en período pre-electoral, así como canalizar no es pasarle la plancha caliente al perro. Algún distraído puede pensar que comenzar es un hato de revolucionarios bolcheviques, y decapitar fumarse diez fasos por día. Y denostar, ¿qué es denostar? No sé, denostar ahí no sé dónde mierda lo habrán puesto.

Fíjense que hace unos días se me creó la duda entre estalactita y estalagmita, no me acordaba cuál es la que tiene la punta para arriba o para abajo. Iba para el súper pensando en eso y me encontré con doña Rosa. Le planteé el problema, y por suerte me lo aclaró. Me dijo: “No, la Mita no está, está colgando ropa en el techo, pero la Tita sí está, recién levantada, ¿quiere que se la llame?”
Y ni qué decir de aquellos términos que por su simple enunciación ya crean problemas, como embolia, metabolismo, sobrecogedor, disputa, guardapolvo, jipijapa, besamela, impedancia, y no sigo porque hasta yo me estoy poniendo colorado, Dios libre y guarde.

Y bueno, tá, basta. Les agradezco profundamente el haber (¿a ver?, ¿lo habré puesto bien?) aguantado hasta acá esta perorata, signo indudable de vuestra gentileza (individuos que se salvaron del accidente sin un rasguño) y don de gentes (¿dónde, gentes? ¿Desde cuándo?). Que tengan un Feliz Año Nuevo Entrante e Inminentemente Sobreviniente, che parientes. Salú.


A LA MANERA DE JUCECA

Es de todos conocida mi pasión por el humor y los humoristas. Entre ellos, el despampanante Juceca, a quien hace un tiempo tributamos homenaje en una de las “Crónicas Malsanas”. Ahora hice un segundo intento, aclarando que incluí algunos párrafos que son auténticamente de Juceca. Vamos a ver como sale.

DELICADO EL VERDUGO

Locutor – Y bien, señoras y señores oyentes, tal como se lo habíamos prometido, hoy tenemos el honor de conocer al primo de nuestro habitual colaborador, el Dr. Sebinamar. ¡Adelante, don Adefesio, mucho gusto en conocerlo! ¡Pase y póngase cómodo!
Don Adefesio – Tiene razón, el gusto es suyo. Dígame Fesio nomá, es como me conoce tuito el mundo. Me querían decir Ade, pa’ ahorrar saliva, ¿vió?, pero yo me negué porque se me confundía con la Adelina Susena, buena mujer sin dispreciar a naides.
L - ¿Así que la conoce a Adelina? ¿De dónde?
DA – A ella no, pero a la tía, Pechugona de Frente, la casada con Miroslav Tapatío, que se conocieron un día que él miraba la Tele en el boliche El Resorte y ella se le cruzó adelante y no lo dejó ver más nada por un rato largo. A la tía sí la conocí, cómo no.
L - ¿Pechugona se llamaba?
DA – de Frente de apellido. Y no sabe lo qu’era de costáu. Tan pechugona que cuando pasaba cerca del gallinero las pobres batarazas se ponían coloradas.
L - ¿Cambiaban las plumas?
DA – No, de vergüenza. Y escondían la cabeza abajo ‘e las alas, animalitos de Dios. Diga que no cambiaban las plumas, que de no, con dos o tres pasadas de la pechugona le iba a quedar el gallinero lleno de churrinches. Y como cualquier abombao sabe, y disculpe, el churrinche rinde poco, en la olla o en la parrilla. Si señor, tiene eso el churrinche.
L – Bueno. ¡Pero que bueno tenerlo por acá, don Fesio! Cuentenós, ¿cómo anda?
DA – Yo, como en Colombes.
L – Bien de bien, entonces, es un lujo.
DA – No, como si tuviera 89 años, Colombes fue en el ’28  ¿no?. Y como estoy medio jodido así, aproveché y fui y me vine pa’acá, pa’ la Florida a ver al primo este, y el sotreta no me quiere atender.
Dr. Sebinamar – Pero Fesio, ya te dije que lo tuyo es vejez, yo no te puedo atender, lo mío era la Hematología.
DA - ¡Ahora caigo, como dicen en Saeta TV! ¡Así que fue pa’ Florida que se vino la Ema Tología cuando se casó y desapareció del pago!! Siempre fue muy ladina, la bandida esa!!
L – No, lo que su primo quiere decir es que tendría que consultar a otro especialista, alguien para la vejez, como el Dr. Botta.
DA – Bota tengo de sobra allá en el pago, y como pa’ todo hay que tener un criterio no me viá venir a Florida por más.
Dr. – Tenés razón, Fesio, dejála ahí. Pero contáme, siempre tenés a tu perro, el Verdugo?
DA – Justamente, ahora que vos decís primo, les iba a pedir apurar la cosa porque la Sinforosa me avisó que el Verdugo no anda bien.
L - ¿Le mandó un wasap?
DA – No, ella guasear guasea todo el día si la dejan, pero como sabía que yo me vine con la Spica me puso un aviso en el informativo de la radio de acá, la CW33, no sé si conoce, ¿conoce? Que le dicen la nueva radio, pero pa’ mi qu’es más vieja qu’el viejo Pirincho, que vive allá en el pago cruzando la cañada de Sánchez, desde que se fundó el pago vive ahí.
L - ¿Y qué le pasa al perro? ¿Le explicó su mujer?
DA – El Verdugo tiene sus cosas, suele ser un animalito medio complicáu. Fijesé que con los cambios de estación le viene la tristeza. En otoño, ve caer las hojas y le viene como una melancolía del lado del alma. En verano, la calor lo pone perezoso y no atina ni a ladrar. Con la primavera, se ataca de los amores y pierde pelo y peso. Y con el invierno entra como en un chucho de frío y le tengo que poner un porrón de agua caliente pa’ que pase la noche.
L - ¡Pero a ese perro no hay estación que le venga bien!
DA – No vaya a crér, hay una estación que lo está reclamando.
L - ¿Ah, sí? ¿Cuál?
DA – Retiro. Pero mire si lo matarán los cambios de estación qu’el otro día yo los estaba escuchando a ustedes y la Sinforosa vino y fue y agarró y me dijo, furiosa me dijo “Yastás vos, escuchando a esos guarangos”, y agarró y me cambió pa’la Montecarlo – qu’es la otra que se escucha en el pago -. ¡Pá qué, el Verdugo se la quería comer!! Que por un reflejo lo agarré del cogote y lo paré, pero dispués me quedé pensando si no hubiera sido mejor dejarlo y ya salir d’eso.
L – Así que el Verdugo anda medio clueco.
DA – Cluecas andan las gallinas, y mi perro no será muy gallito pero tampoco es una pollita. Lo que pasa es que estuvo comiendo unos caramelos y le duele la dentadura.
L – Le duelen los caninos.
DA – No, los felinos le van a doler. ¿Usté está bien, o es siempre así? El Verdugo me salió muy goloso pa’ las golosinas, sobre todo caramelos y la crema chantillí.
L - ¿Y no le da de esa comida especial para perros?
DA – No me la come. Lo único que me tolera, envasado, es el caviar. Y si le tiro un hueso pa’ que se entretenga, tiene que ser de ternera.
L – Usted, en lugar de un perro, lo que tiene es un problema.
DA – Pobrecito, animalito ‘e Dios, me salió tan delicado que si le chiflo pa’ que venga se me ofende.
L - ¿Y cómo quiere que lo llame, por telegrama colacionado?
DA – Por el nombre, y sin apuro, porque tiene su tiempo pa’ prepararse.
L – Realmente, coqueto el Verdugo.
DA – Sin perfume no le asoma el hocico a ninguna parte. Pero el que tuvo bicho delicado, aura que dice y me refresca la memoria, fue un tal Vivito Bobeto Lelo; no sé si los conoció a los Lelo, ¿conoció?
L – Algunos lelos he conocido, cómo no, pero a Vivito Bobeto Lelo creo que no lo tengo en mi agenda.
DA – Vivito Bobeto Lelo supo estar casado con Eructante Bazofia Trunca, no sé si conoció.
L - ¿Eructante Bazofia de nombre?
DA – Trunca de apellido, que ella en lugar de ruleros para el pelo usaba marlos de choclo, pelado. Que se conocieron cuando ella pasaba y él tiró el pucho prendido y le embocó entre los marlos. Que él fue y le tiró un jarro de agua cosa de apagarle el fuego, y a ella se le corrió la pintura de los ojos y dio vuelta la cara de golpe y lo salpicó a Vivito Bobeto y lo dejó todo pintado.
L - ¡No me diga que usaba tanta pintura en los ojos como para salpicar y dejarlo pintado al otro pobre!!
DA – Era todo pintura. Usted le sacaba la pintura y no le quedaba nada. Tenía una trompita, que en lugar de pintarse los labios con lape de labios, se los pintaba con la brocha de afeitar del padre. Y para los cachetes, similar.
L - ¿También se los pintaba con la brocha de afeitar del padre?
DA - ¿Y yo que dije? ¿Usté está seguro que no quiere que paremos acá y la seguimos otro día? ¿No? Bueno, entonces le cuento que los cachetes se los pintaba con minio, que sirve para que no se le pique la cara cuando viene el tiempo de la humedá. Usaba las uñas de las manos bien largas y se las pintaba de azul oscuro.
L – Un caso realmente extraño. ¿Para qué se las pintaría de azul oscuro?
DA – Pa’ no tener que sacarles la tierra de abajo. Con el azul oscuro no se nota.
L – No era una señora muy adicta a la higiene, que digamos.
DA – Eso sí, para sentarse a comer en la mesa era asunto muy delicado. Le tomaba la sopa sin hacerle un ruidito, y los fideos con tuco, que no hay que cortarlos con el cuchillo, cuando le quedaban largos los chupaba para adentro silenciosamente, y rara vez le chicoteaban la pera.
L – Dentro de todo, se cuidaba de no hacer groserías.
DA – Y para las aceitunas, era similar.
L – Me imagino que no soplaría el carozo, ¿no?
DA – En los jamases. Para no hacer papelones se los tragaba.
L - ¿Se tragaba enteros los carozos de las aceitunas?
DA– Enteros no. Primero los masticaba, los molía a diente, los trituraba con aquellas muelas, y hacía un ruido como de engranajes moliendo pedregullo, que venía gente de lejos pa’ escucharla.
L - ¿Usted, don Fesio, no estará exagerando un poco?

DA - ¡Me quedo corto! Pero hombre que supo ser exagerado, ahora que dice… no, pero mejor me voy que tengo que dir, agarrar y prepararle los buches de malva al Verdugo. La semana que viene, si viene, la seguimos.