Datos personales

Mi foto
Divertido, algo culto, familiero, siempre dispuesto a hacer reír a la gente. ¡Ah, y manya a muerte!!!

martes, enero 24, 2017

ENTRADA SUPÉRSTITE

¿VOS SOS DE LOS QUE CREÉS, O QUÉ?

En este entorno de fin y comienzo de año la gran mayoría de las personas, si no todas, nos hemos afiliado al FN y el PAN, que no se trata de las sociedades Forros Nocturnos, ni Primeros Antes que Nadie, sino los clásicos Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
Es permanente esa ilusión y el deseo de que el año siguiente sea mejor que el que se va, y así se lo expresamos y auguramos a nuestras familias y amigos, totalmente imbuidos por el espíritu festivo que campea en esos días.
Y bueno, para muchas personas – y me temo que bastantes más de lo que uno cree- el 2017 no empezó muy de acuerdo a esos deseos, ya que en la segunda semana nos encajó un viernes 13.
Todos sabemos que tanto el viernes 13 como el martes 13 son considerados días de mala suerte, en los que no se debe iniciar emprendimientos tanto económicos, como de salud o sentimentales.
Conviene aclarar que el viernes 13 es considerado así en las culturas de origen anglosajón, concretamente en Inglaterra y los EEUU, y de ahí el origen de las series y películas de terror que llevan ese nombre.  Al respecto hay que decir que el origen de tal superstición – porque desde ya dejamos claro que no es otra cosa que eso, pura superstición – parece que surgió por allá por 1907 en que un tal Thomas Lawson, corredor de bolsa él, escribió un libro llamado “Viernes, el XIII”. 

El libro de Lawson es una fábula oscura de Wall Street cuyo personaje central genera  bonanzas y caídas en el mercado para vengarse de sus enemigos, dejando a muchos en la miseria y la ruina. Y parece que el librito tuvo éxito y generó, por lo menos en lo económico, que las personas le dispararan como a la peste al viernes 13.
Otras interpretaciones, con más fundamento quizás por su contenido religioso, atribuyen la creencia a que la crucifixión de Jesús ocurrió un viernes y a que los participantes de la última cena fueron 13, con el agregado de que al parecer Judas fue el invitado número 13. Esto también explicaría por qué en Italia, cuyo pueblo es profundamente religioso, está muy arraigada esta superstición, contrariamente a lo que sucede con otros pueblos latinos que se la adjudican al martes 13 (no te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes).
Además, se debe considerar que el  terror al viernes 13 que padecen muchas personas, se denomina  parascevedecatriafobia, siendo parasceve una raíz latina que significa “preparación de la Pascua”. Y ya que estamos, el terror al martes 13 es trezidavomartiofobia, y el terror al número 13 triscaidecafobia. Lindos nombres para decirlos mamao.
Sin embargo, unos caballeros de Nueva York habían fundado ya en 1882, el viernes 13 de Enero de ese año, un Club al que llamaron “The Thirteen Club”: el club del 13 o de los 13, se podría interpretar de las dos maneras. Pero la cuestión era que estaban decididos a atacar la superstición, argumentaban que debía ser aniquilada y desterrada, y para hacerlo se reunían el día 13 de cada mes, se sentaban en la mesa 13, rompían espejos, derramaban sal con exuberancia y llegaban a la cena caminando bajo escaleras cruzadas. Por supuesto que cuando además coincidía que ese día 13 era viernes, las reuniones eran unas festicholas de aquéllas, de apartar de a caballo. Los informes anuales del club especificaban cuidadosamente cuántos de sus miembros habían muerto y cuántos habían fallecido durante el año siguiente tras asistir a una cena en el club, y realmente nunca pasó nada que pudiera achacársele a ese desafío a la malignidad del viernes 13.

En tanto, el martes 13, como dijimos, es considerado de mala fortuna en los pueblos de origen latino. No se sabe por qué el martes, se supone que es debido a que la caída del Imperio de Constantinopla ocurrió un martes (que no era 13) y dicho acontecimiento tuvo un gran impacto negativo mundial en esa época. Como ejemplo curioso, en Chile a las películas “Viernes 13” se les cambió el nombre a “Martes 13”.
¡Aguaita, huevón! ¡Esto está de cagazo!
¿Cachái?

Lo que es realmente impresionante es la difusión y repercusión a todo nivel que tiene la famosa triscaidecafobia, mirá esta listita:
·         Los aviones de la compañía aérea española Iberia; los de la italiana Alitalia; los de la de  Emiratos Árabes, Emirates; y la panameña Copa Airlines, no tienen en su numeración dicho número: la fila que sigue a la 12 es la 14
·         Ninguna persona de España tendrá el Documento Nacional de Identidad con el número 13. El dictador Francisco Franco, precursor de este sistema de identificación personal, se reservó para sí el número 1, y el resto de documentos de una cifra para su familia. La Familia Real de España tiene reservados los números de dos dígitos; el rey Juan Carlos I tiene el 10, la reina Sofía el 11, y su hija mayor la infanta Elena el 12. A su segunda hija, la infanta Cristina, le habría correspondido el 13, pero por esta superstición, ese DNI quedó sin dueño, y le asignaron el número 14.
·         El álbum musical Room for Squares, del compositor y cantante norteamericano John Mayer, consta de 14 pistas, aunque la 13.ª es de 2 segundos de silencio (el mínimo de duración de acuerdo a los estándares) y no aparece en la carátula del álbum.
·         El álbum Alivio de luto, de Joaquín Sabina, tampoco presenta este número: después de la pista número doce viene la pista "+uno".
·         Todos los discos de la banda uruguaya No te va gustar carecen de una pista número 13, pasando directamente de la 12 a la 14.


·         La compañía Renault ha contado, a lo largo de su historia, con una serie de modelos numerados. Desde el Renault 3 al Renault 25, existen modelos con todos los números, excepto con el 13.
·         El programa de diseño gráfico Corel DRAW cambió la numeración al llegar a la versión trece, denominándola Corel DRAW X3 (donde la X representa el 10 en números romanos). De manera similar, el paquete Microsoft Office pasó de la versión 12 (Office 2007) a la 14 (Office 2010); según declaró Jensen Harris, Lead Program Manager para el Microsoft's Office User Experience Team, el 13 fue omitido debido a la aversión por dicho número.
Realmente, todos están con el “yo no creo, pero que las hay, las hay”.
No hay caso, así va el mundo.
Y con respecto a eso de que así va el mundo, como siempre revolviendo en los vericuetos de nuestra amada lengua española, tengo una explicación.
Estudiando algunos caracteres y manifestaciones de lo que hoy en día se ha dado en llamar la especie humana, he llegado a la conclusión de que en sus relaciones con el prójimo predominan ampliamente los sentimientos negativos sobre los positivos.
Fijáte que si vos te referís a otra persona aplicándole alguno de los adjetivos que a los efectos se dispone en el idioma, tenés una cantidad enormemente mayor de recursos despectivos que encomiásticos, o sea que es mucho más fácil relajarlo que alabarlo  o ensalzarlo.
Así que si estás hablando de alguien que no te gusta mucho, digamos alguien con capacidades insuficientes – término que, como ya hablamos el otro día, me parece más adecuado que el de capacidades diferentes -, podés tildarlo de, en riguroso orden alfabético, a saber dos puntos: babieca, badulaque, bobo, estúpido, gilipollas, idiota, ignorante, lelo, mameluco, mentecato, necio, opa, palurdo, papanatas, pasmarote, simple, tonto y/o zoquete. Hasta aquí, los aceptados por la RAE, y si le agregamos algunos de nuestro acervo loco-regional – gil, abombado, nabo, banana, fantasma, azul como sobaco ‘e pirincho -, tenés a tu disposición unos 25 epítetos para usar, aislada o combinadamente, en detrimento de tu prójimo (que más bien que sea prójimo y no próximo, porque te puede escuchar y cagarte a patadas).
Pero, en cambio, si estás haciendo una apología de otro prójimo – o capaz que del mismo, pero hablando con otra persona que lo quiere mucho, lo que seguramente te va a permitir girar 180 º tu opinión – tenés solamente el grupito formado por: agudo, despabilado, despejado, despierto, entendido, inteligente, listo, penetrante, perspicaz, sagaz y talentoso. Diez opciones, fácilmente reducibles a ocho si se tiene en cuenta que despabilado, despierto y despejado son exactamente la misma cosa.      
Vos podrías argumentarme que tal característica del idioma no tiene porqué ser necesariamente un reflejo de las actitudes humanas. Sin embargo, la opinión de los lingüistas es que los idiomas se forman y van apareciendo las palabras de acuerdo al uso que los pueblos les van dando. Por ejemplo, cuando yo era chico si alguien hablaba de un zoquete todos pensábamos en una media cortona y no en un infradotado. Y lo mismo con el mameluco, o las bananas o los fantasmas.
Por eso es que sostengo que de esto se puede inferir que la envidia y el odio son sentimientos predominantes, ampliamente predominantes, sobre la amistad verdadera y el amor, a todos nos gusta más un buen chisme que un homenaje.
Así va el mundo. No se entiende mucho de qué nos quejamos.