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Divertido, algo culto, familiero, siempre dispuesto a hacer reír a la gente. ¡Ah, y manya a muerte!!!

miércoles, julio 05, 2017

Y VOS, ¿QUÉ PENSÁS?

HMMM… ES TODO MUY DISCUTIBLE, CHE

Lo que no se puede discutir es que el tema se ha impuesto, es importante y ha despertado las más diversas reacciones e interpretaciones.
En efecto, la diversidad sexual es un tema preocupante a nivel mundial, que incluye a todas las nacionalidades y capas sociales, y que ha sido abordado y considerado de muy variadas maneras. Vamos a intentar estudiarlo desde el punto de vista más objetivo posible, a ver dónde llegamos. O hasta dónde podemos llegar.
Una de las cosas que se le ha achacado a esta conducta es de que se trata de una enfermedad. Indudablemente, este concepto es una reacción de odio-miedo, o a la inversa, ya que no se puede considerar una enfermedad a algo que no tiene síntomas, ni evolución desfavorable, ni conduce a la muerte si no se combate. Cualquier individuo que posee una orientación sexual diversa puede vivir una vida totalmente normal, sin que de ella deriven situaciones que afecten su salud. Obviamente,  no se debe incluir acá el problema de las enfermedades de transmisión sexual (E.T.S.), que son tan riesgosas como frecuentes tanto en los homosexuales como en los heterosexuales.
Tampoco es una anomalía, tal como una sordera, cojera, enanismo o tartamudez, dado que cualquier anomalía provoca una condición de minusvalía al que la padece, y no es el caso de la diversidad sexual cuya práctica no afecta ninguna función orgánica.
La homosexualidad, ¿es una conducta normal o anormal? Bueno, acá empezamos con los grandes problemas interpretativos. Primero y antes que nada, ¿cuál es el criterio de normalidad? ¿De qué cosas se puede decir que son normales y de cuáles no? Una opinión corriente y común es que algo normal es lo que ocurre con mayor frecuencia dentro de un hecho en estudio. Por ejemplo, que los objetos caigan para abajo, lo que, con ese criterio, haría que los aviones y los globos con helio fueran anormales (lo cual no es cierto porque hay una explicación científica de por qué no caen, sino que se elevan);  y las caries dentarias serían normales, porque las personas que las sufren son mayoría frente a los que tienen su dentadura sana. Por lo tanto, que los heterosexuales sean mayoría – por ahora –, no significa que los que no lo son sean anormales.
Según el DRAE, una cosa normal "es la que se encuentra en estado natural", o bien "la que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano".
 Ah, bueno, a pesar de la vaguedad de estos conceptos, por acá podemos empezar a meter el diente.
Para saber si la homo o bisexualidad se encuentra en estado natural, nada mejor que averiguar qué pasa con las otras especies animales, que están libres de preconceptos filosóficos y/o religiosos y hacen lo que se les antoja. Y la verdad es que las investigaciones han comprobado que ambas conductas están presentes en numerosas especies, desde las superiores más próximas al hombre hasta insectos como las libélulas. Y en algunas incluso con predominio sobre la heterosexualidad. Entre los bonobos, una especie de monos con gran desarrollo social, el sexo es una práctica constante y frecuente, sin limitaciones de edad ni género.  Existe un caso emblemático de dos pingüinos machos (Stan y Olli) que fueron llevados a un zoológico de Berlín para contribuir a la reproducción, cosa que no sólo no hicieron sino que además se sacaban las ganas entre ellos. Por lo que se convirtieron al toque en el símbolo de los movimientos LBGT en Europa.


Stan y Olli, o al revés

 Algo remarcable es que recién en los últimos años del siglo pasado los investigadores – todos pertenecientes a la especie animal superior, o sea nosotros – dejaron de considerar a estas actitudes sexuales como una anomalía y se convencieron de que eran algo natural en los bichos.
Sigamos. ¿Se ajusta la homosexualidad a ciertas normas fijadas de antemano? Acá hay que tener mucho cuidado de dónde se pisa. ¿Hay un determinismo biológico para la actividad sexual? ¿Algo o alguien estableció previamente vamos a darle esta herramienta a los animales para que hagan tal cosa o tal otra?
Y aquí entran a pesar los temas filosófico-religiosos. Si sos evolucionista darwiniano, vas a opinar que en todas las etapas del desarrollo a través de las distintas especies, el sexo estuvo presente siempre como factor determinante para el mantenimiento de las mismas; o sea que la naturaleza le confirió al sexo una ubicación preponderante para la conservación de la vida, dotándolo de una notable sensación de placer para asegurarse de que nadie lo dejara de usar.
Y si sos creacionista religioso, pensarás que exactamente la misma fue la voluntad del Supremo Hacedor, y que de ahí surge el dimorfismo sexual para que el macho pueda penetrar a la hembra y depositar en ella la simiente que conduzca a la creación de un nuevo ser.
Tanto de una como de la otra interpretación surge que la norma fijada de antemano sería la reproducción, pero no dice que sea exclusivamente para ello. En efecto, no olvidemos que debe ajustarse “por su naturaleza, forma y magnitud”, y estos factores van incluidos en el placer de las relaciones sexuales, que tiene lugar tanto en la homo como en la heterosexualidad. Además, en el terreno religioso, la Iglesia Católica no admite los métodos anticonceptivos, excepto el método natural de Ogino-Knaus. O sea, admite la actividad sexual fuera de la reproducción.
Hasta aquí, entonces, descartamos enfermedad, anomalía o anormalidad. ¿Qué más podemos argumentar en contra de la diversidad sexual? Es muy difícil encontrar argumentos puramente objetivos, que no respondan a principios éticos, religiosos, conservadores y reaccionarios puramente individuales y al gusto de cada quién.
Creo que el error que genera las polémicas, las discusiones y hasta los actos aberrantes que se producen acerca de este tema, se deben a la impaciencia de los movimientos LBGT, a sus exageradas y agresivas manifestaciones en pro de ser aceptados – como indudablemente deben serlo y ocurrirá –, sin dar el tiempo suficiente para que la cotidianeidad de la diversidad sexual lleve a la aceptación de la misma por parte de los sectores irracionalmente puritanos de las sociedades.

Y a los homofóbicos les daría un consejo. No sean tan fanáticos y piensen un poco. Así en esa posición, están como una tía vieja mía, que decía: “yo no les tengo rabia a los negros, bastante desgracia tienen ya con serlo como para que uno los maltrate”. ¿No les gusta? Y bueno, nadie los obliga a practicarla, pero vivan y dejen vivir.

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