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Divertido, algo culto, familiero, siempre dispuesto a hacer reír a la gente. ¡Ah, y manya a muerte!!!

miércoles, agosto 21, 2013

SOLILOQUIANDO

DISQUISICIONES DE SALA DE ESPERA

  Sí, ya sé, eso de ponerse a pensar cualquier cosa en una sala de espera es cosa de viejos, para evitar eso ahora existen los celulares, laptops, tablets, notebooks y todos los elementos de la parafernalia tecnológica siglo 21 (hoy en día ni siquiera se escriben con números romanos, todo se simplifica al máximo). O sea, cualquier cosa menos un buen libro.

  Claro, ustedes pensarán “¡ufa, otro jovato insufrible que no se adapta y jode con que todo tiempo pasado fue mejor!”.
  Por partes: sí; bueno, más o menos; no.
 Realmente soy un jovato insufrible por aferrarme a mis convicciones y costumbres y oponerme sistemáticamente a lo que vaya contra el sentido común, que es más o menos común a toda la gente. Por ejemplo: si estoy conversando con alguien sobre un tema importante (en general, no suelo conversar si el tema no es interesante, basado en aquello de que no pronuncies palabra si no tenés para decir algo que supere al silencio) y viene la esposa, o el hijo, o el vecino de al lado de mi interlocutor y en el medio de nuestra plática (los deportistas usamos mucho esto de platicar, sobre todo en el Extremo Oriente) nos interrumpe sin saludar ni esperar una pausa del diálogo, para preguntarle si trajo el matambre de la carnicería, o porque precisa 100 mangos para los boletos o para pedir prestado un martillo, no me digan que no es una actitud de total mala educación, universalmente reprensible.
  Bueno, y entonces, ¿qué otra cosa es lo que hacen los celulares, teléfonos móviles, blackberries, Blueberry Hills, smart-phones y algún otro elemento que puede escapárseme ahora? Con el agravante de que el interlocutor no sólo que interrumpe inmediatamente el vínculo para centrarse en el instrumento diabólico que sea, sino que además, aunque el motivo de la llamada sea tan banal e irrelevante como los arriba citados, permanecerá seguramente ingentes minutos adherido al adminículo comunicador antes de resolver el asunto.

  Por eso, y por culpa del uso que les dan a los celulares los integrantes del estadío actual de lo que se ha dado en llamar especie humana, tengo mis reservas, por no decir un ODIO profundo hacia tales artilugios. Ayer, casualmente, se me cayó el mío adentro de la piscina y… ¿cómo?... Claro que tengo, pero lo uso para lo que fueron ideados, o sea llamados urgentes, necesarios e imprescindibles. Por supuesto que lo apago religiosamente todas las noches, y es muy frecuente que salga de mi casa y me lo olvide en cualquier lado, sin verme en absoluto afectado moral ni síquicamente.
  Digresión. No soy un infatuado y agrandado. Mi casa tiene piscina porque era la que me servía y pude comprar, la piscina vino como un adorno en el fondo y sale más barato mantenerla que, dado el caso, llenarla de tierra y plantar zapallitos. Además la huerta también hay que mantenerla, así que no se habla más del tema. Los que me conocen saben que no es mi estilo andar haciendo alarde de que tengo esto o lo otro, ya sea piscina o 197.5 de coeficiente intelectual. Y los que no me conocen, si no me creen, me importa un carajo, ¿me entendieron, nabos de mierda?!!
  Retomando. El celular (eso sí, un Sony del siglo pasado, el 20 creo que era) se me cayó (lo ideal sería no que se cayeran sino que se callaran) en el curso de justamente las tareas de mantenimiento de la piscina, en forma totalmente accidental. Claro que si se lo cuento a mi psicólogo seguramente va a interpretar que fue un típico acto fallido – cuando en realidad fue un acto fallado –, seña de que mi subconsciente desea fervientemente desembarazarse del pobre aparatito.
  Y lo de adaptarse, a ver… Tengo celular, ordenador (que no me sirve de mucho, porque el resto de la familia desordena todo), conexión a Internet, DVD con Home Theater, y un par de cosas más. Pero me niego a que me pase lo que a un amigo, que estuvo en la U.S.A. y por supuesto se compró el último grito en celulares, un super-dúperman que le salió baratísimo pero que tiene tantas funciones que cuando quiso hablar por teléfono no pudo, porque tenía que dar tantas vueltas por el X-tree del software para encontrar la ramita sobre la que yacía la función teléfono, que se entregó y desistió. El último grito que era el celular resultó ser: “para qué mierda me compré esto!!!!”.

  Sí, tienen razón, por supuesto que tenía el manual correspondiente. ¿Ustedes intentaron alguna vez leer el manual de cualquier avance tecnológico que hayan adquirido en los últimos, digamos, veinte años?
  Primero. Los traductores del inglés que utilizan los mercaderes del producto son todos provenientes de alguna isla del Caribe, mano de obra barataza, ¿viste? Por lo que para entender el manual se precisa un diccionario caribeño-rioplatense. No los he encontrado en la red.
  Segundo. La longitud del texto a leer equivale en tiempo de lectura – y la correspondiente consulta al diccionario – a la de las obras completas de Corín Tellado. Por lo que lo entiendo a mi amigo, que le encontró el mejor uso a su celular super-dúperman: para no sufrir la auto-afrenta de tirarlo directamente a la basura, lo pegó debajo de la pata más corta de un banquito que tiene para sentarse bajito al prender la estufa a leña.

Y estos son sólo 23 tomos...

  Y, finalmente, no pienso que todo tiempo pasado fue mejor. Antes yo no podría estar rememorando esta disquisiciones, escribiéndolas acá al tiempo que escucho el triple concierto de Beethoven en mi PC. Antes estaría jugando al tute chancho con mis amigos, mientras escuchábamos el concierto en fa de Gershwin en un combinado radio-tocadiscos. Antes estaría yendo a la biblioteca a consultar algún tema, y no tendría Internet a mano para buscar, a modo de ejemplo, qué quiere decir nomofobia.
  ¿Ustedes saben qué es la nomofobia? Me parecía. Gugléenlo, van a ver qué interesante.
   Ah, claro!, ustedes deben haber quedado preocupados por el destino de mi celular, perdón por tenerlos en ascuas todo este rato. Aunque pensándolo bien, debe haber servido para que leyeran hasta el final. Les cuento: lo desarmé, saqué batería y chip, lo sacudí enérgicamente hasta que dejó de largar agua y puse todo al sol (10 – 11 de la mañana). Cuando ya casi no lo podía agarrar de la calentura que tenía (el celular, yo no llegué a calentarme por el antedicho odio que les tengo), lo llevé a la sombra y cuando lo pude asir nuevamente lo sometí a prolongadas sesiones de secador de pelo, en forma general pero haciendo hincapié en las múltiples rendijas y vericuetos que tienen en su cuerpo esos individuos.
    Como seguía amagando arrancar pero se quedaba – estaba como en pedo, hacía unas cosas de lo más               graciosas, multicolores, en su pantallita -, seguí el consejo de alguien que no me acuerdo y lo sumergí unas 5 –       6 horas en un bol con arroz crudo, Saman parboiled de bolsa marrón (por las dudas, ya que no me consta que    con cualquier marca de arroz funcione). De donde surgió totalmente recuperado, conservando todos los                datos de contactos, mensajes, llamadas, etc., que si bien no sobrepasan los 20 – 25 en total no creo que el            número influya sobre la conservación. Por el contrario, lo que influye sobre el número es la conversación.
    Doble moraleja: a) se puede recuperar un celular empapado en agua. Ya en vino, leche o líquido céfalo-             raquídeo no me comprometo.
                          b) se puede vivir casi un día entero, y me atrevería a decir que más aún, sin celular que no p       pasa absolutamente nada. Así que déjense de joder y de ser nomofóbicos, se están complicando la vida            al pedo.
  Quizás a ustedes les interese saber en qué Sala de Espera se me ocurrieron estas cosas. Acá en casa, nomás. La vida es eso, una simple Sala de Espera.

martes, agosto 13, 2013

AHORA SÍ, MACUPATO A LA n

CLARO, EL ANTERIOR ERA A LA m
Lo que pasó fue que en el anterior estaba cansado de los Macupatos y le puse a la n como indicando que nunca más iba a haber Macupatos. Pero como éste es en realidad el que se ocupa de la N en el P.S.I., hice la correspondiente corrección. De nada.

                                                              N

NABUCODONOSOR.- Hist. Rey de Babilonia, cuyo verdadero nombre era Nabucco, como lo afirmó Giuseppe Verdi unos años después. Lo que pasó fue que sus padres temieron que en la escuela le dijeran Nabo a secas y por eso le alargaron el nombre. Así lograron que en vez de nabo le dijeran donoso, poniendo voz de maricones y cruzando una rodilla por delante de la otra. Eso lo lograron los papás por ser totalmente babilonios.
NACIONAL.- Dep. Mentira futbolística.
NALGATORIO.- Anat. Culo VIP, muy versado en el idioma.

En el barrio le dicen Ghiggia
El mejor 7 de todos los tiempos


NASA.- Art. Y Of. Cesta para pescar astronautas yanquis.
NAVAJOS.- Etn. Grupo principal de indígenas de los E.E.U.U., que pueblan actualmente varios estados del suroeste. El nombre original de la etnia era “dineh”, cambiando a su denominación actual desde que se dedican a fabricar cuchillos con resorte.
NAVÍO.- Mar. Embarcación, por lo general de gran porte, cuyo capitán es bastante abombado.
NECESARIO.- Etn. Ario necio, pero imprescindible.
NECROFILIA.- Sexol. Orientación sexual medio perversa, aunque pensándolo bien no deja de tener sus aspectos positivos: no hay que andar flirteando ni coqueteando previamente, no hay que llevar a cenar y después a bailar a nadie, y, sobre todo, no hay que quedarse después abrazado media hora diciéndole cuánto la quieres y que bien te hace sentir, a lo sumo un simple “te pasaste, cada”.
NEGATIVIDAD.- Rel. Impugnación del nacimiento de nuestro señor jesucristo.
NEVADA.- Geog. Uno de los estados de U.S.A., famoso por los relajos de Las Vegas, su capital, Después también está California, que viene a ser el Nevada Light.
NIBELUNGO.- Soc. Estrato social superior de la antigua Italia, célebre por el anillo que le regalaron a Richard Wagner.
NIMBO.- s. rel. Aureola que rodea la cabeza de los santos, tipo anillos de Saturno ¿viste? Si a mi me mirás contra el atardecer en días despejados se me ve la mía, obtenida gracias a mis casi 50 años de vida matrimonial. ¿Cómo? No, la aureola quise decir.

¡Ahí está!!! ¿Vieron?
¡Se me vé, se me vé!!!!

           NIMIO.- adj. Sin trascendencia, baladí, mínimo. No confundir con Nimo, personaje televisivo que               además de todo eso, es estúpido.
           NINGUNEAR.- neol. verb. A ver si te queda claro, chabón. No podés ser tan pelotudo de venir a             averiguar acá eso. Si no podés hacerlo de otra manera, mejor encaráte un siquiátrico, bolas tristes.               ¿Entendiste o precisás también que te haga un dibujito?
          NITRATO.- Quím. Yo tampoco, por las dudas, mirá si…
          NÓMADA.- Hum. Individuo que no reside en ningún lado, anda errante de acá para allá todo el                  tiempo. Hasta que nodamá.

Nódama

          NORIEGA.- s. Manguera tapada.
          NORMANDO.- Hist. Individuo de un pueblo escandinavo que incursionó y se extendió por Europa.           Los más afortunados fueron los que llegaron a Helvetia y fundaron la Norsuiza.
          NOVENA.- adv. Némesis del extraccionista de sangre.
         NOVICIO.- Cost. Actividad o recreación usual y habitual que no tiene gracia ninguna.
        NUMEA.- Geog. Capital del territorio francés de Nueva Caledonia, en la cual el 90 % de la población          masculina está afectada de hipertrofia prostática.
       NUPCIAS.- s. cív.-rel. Error sistemático bi-genérico que vienen cometiendo desde hace siglos los               integrantes del estadío actual de lo que se ha dado en llamar especie humana.