INGRONCIENCUAS
En la web adna curcidanlo un atríluco que sentiose que el crebreo hanumo es capaz de discrerfar el sangifadico de pabralas ercistas con tados las lartes envertaredas, serpime que la perrima y la úlmita opucen el lagur cortecro.
De donde deduzco que a nadie le será difícil - en especial después que lo lean, y un poco está hecho para que lo lean - deducir que el título de esta entrada es "incongruencias".
Vamos a ver si aclaramos un poco para dónde vamos, como le dijo Ariadna a Teseo. Los que han seguido estos delirios hasta acá - ¡último momento!, ya son cinco, apareció Mariana, a la que le mando un beso y bienvenida a la locura - ya lo deben haber captado, o por lo menos sospechado, y para los nuevos les dejo muy claro que el autor de casi todos estos desvaríos (algunos los copio, pero no digan nada) no cree en absolutamente nada. Hasta yo mismo me he descubierto varias veces mintiendo.
Y bueno, como todo filósofo oriental (del Uruguay) y contemporáneo, uno se siente en la necesidad de argumentar para fundamentar, aparte de las ya mencionadas mentiras personales, el porqué de tal posición. Y entonces es donde aparece lo de las incongruencias, de las cuales he descubierto, ahora que me fijé, que el Universo y sus alrededores están llenos.
Siempre he sentido una gran admiración y un poco de envidia de aquéllas personas que tienen, profesan o practican una religión. Cualquiera de ellas, porque si bien no las conozco en detalle a todas, el trasfondo general es más o menos el mismo: una cuestión de fe, una especie de iluminación que nos lleva a creer que existe un/unos Supremo/s Hacedor/es creador/es del Cielo y de la Tierra, de la vida en su totalidad, perfecto/s en todo sentido, al/a los que hay que amar y temer, y que harán que si en el pequeño lapso que estaremos a su merced no hacemos otras cagadas que las fisiológicas, cuando nos llegue el momento de morir... no nos vamos a morir nada, tomá. Vamos a ir al Cielo, o nos vamos a reencarnar en una hermosa orquídea, o en el sucesor de Messi o de George W. Bush, o al menos en una cucaracha, no olvidar que las cucas van a ser los únicos sobrevivientes del holocausto nuclear.
O sea, resumiendo un poco, que los humanos fuimos creados por una fuerza superior y perfecta, que entre otras cosas nos dotó de un cerebro para que nos diferenciemos del resto de la escala zoológica y que debemos usar para todo... excepto para explicarnos cómo diablos funciona esto de la fuerza superior, de dónde salió y quién se cree que es, de última.
Primera gran, enorme, incongruencia. Y no me argumenten que nuestro cerebro posee múltiples funciones que le permiten por un lado que seamos racionales y lógicos, y por otro lado que seamos emotivos, sensibles, solidarios y todo eso. Es cierto, nuestro cerebro tiene esa capacidad, pero jamás se da de patadas con él mismo, y si lo hiciera sería una incongruencia tan grande como la otra.
Pero hay más. Uno no entiende bien qué le pasó a la fuerza superior perfecta (en adelante FSP), que después de unos cuantos millones de años de su perfecta creación se dio cuenta que todo se iba al carajo y hace 2012 años se tuvo que mandar a sí mismo, haciéndose pasar por hijo de una virgen (Inc. 2), un flaco barbudo medio enteco (eso sí, de ojos celestes) y le erró feo al lugar (Inc. 3) porque los nativos lo agarraron, lo cagaron a latigazos, le encajaron una corona de espinas y lo terminaron crucificando, haciéndole pasar una Semana de Turismo de mierda. Capaz que si se hubiera bajado entre los mayas o los incas todos hubiéramos tenido mejor suerte, especialmente Él si caía en tiempos de Malinche.
La FSP también se hizo la graciosa con el planetita nuestro. El precioso cielo azul que cubre nuestras cabezas - y al que el pobre Abramcix, el jefe de Asterix, vivió toda su vida temiendo que se le cayera encima - resulta que no existe. Tenemos un sol y una luna que cada día y cada noche se asoman y recorren el cielo que no existe hasta desaparecer por el otro lado, mientras nosotros estamos quietitos. Pregúntenle a Galileo lo que le costó esta bromita, porque héte aquí que el único que está quietito es el sol, la luna y nosotros nos movemos todo el tiempo, como una amiga mía que trabaja de noche en Bulevar Artigas.
En fin, habría millones de ejemplos de todas las incongruencias de la FSP, pero para cerrar les dejo dos ejemplos clarísimos, cotidianos y universales:
1 - La leña: puede estar simultáneamente y en su totalidad gris y verde; verde y seca; seca y mojada; prendida (del tronco) y apagada; apagada e impaga.
2 - El polvo: resulta totalmente incongruente que este elemento inerte y por tanto siempre igual a sí mismo, sea tan molesto cuando se levanta y tan enormemente placentero cuando uno lo echa, una de las mejores creaciones de la FSP, que Dios la tenga en la Gloria.
Amén.
¡Ah, claro!!, ¿y por qué yo no puedo ser incongruente?